En este enclave, se distinguen especialmente dos paisajes: el natural y el cultural. El primero, hace referencia a su relieve abrupto cuya altitud está muy próxima al mar. En el paisaje domina la roca calcárea con sus torrentes y acuíferos descendiendo por las laderas. Encinares, acebuches y pinares se deslizan por sus suelos en una combinación única con los colores de la costa, si se tiene el placer de contemplar esta vista durante las primeras horas del día. De sus cimas, destacan el conocido Puig Major y el Puig de Masanella. Su paisaje cultural está formado por la agricultura mediterránea.
Los amantes del senderismoy los que gocen de las largas caminatas sobre montaña disfrutarán mucho de los trazados con los que la sierra cuenta.
En cualquier municipio de la sierra se podrá comer mejor que bien. Y si es posible, hacer un alto en el camino en cualquiera de los mesones de las aldeas dejará honda huella en nuestra memoria gastronómica.
Foto: Peter Ian Jones