Palma de Mallorca es una de las ciudades que más turismo atrae durante todas las épocas del año. Y no es de extrañar, pues sus playas, su historia, su artesanía y su gastronomía invitan a soñar. Sin embargo, puede ser difícil escoger un trazado que nos permita recorrer esta apreciada isla sin perdernos lo más importante. Veamos qué lugares no nos podemos perder si queremos aprovechar al máximo nuestra visita.
Palma de Mallorca
En primer lugar, trazaremos un recorrido que nos lleve a visitar todos los edificios insignes de la ciudad. Así, nos adentraremos en el casco histórico donde contemplaremos la bella Iglesia de Santa Eulalia. Seguiremos con la famosa Catedral de la Seu, el Castillo de Bellver y La Almudaina. De la famosa Plaza Mayor nacen algunas de las calles más importantes de la ciudad que sin duda merece la pena recorrer y seguro que no será difícil toparse con el Ayuntamiento. En esta zona, el turista encontrará excelentes lugares donde sentarse a disfrutar de las vistas y de la bollería tradicional de la isla. Ya en el puerto nos espera el Castillo de San Carlos en el cual se localiza el Museo Histórico Militar, y muy cerca de este se halla el Consulado del Mar, actualmente acoge a la Consejería de Presidencia del gobierno. Sería también muy recomendable visitar el Pueblo español situado en el barrio de Son Espanyole.
Ruta por la Bahía de Palma
Tras visitar los monumentos de Palma de Mallorca, un trazado a pie o en bicicleta -mejor aún si es posible para poder recorrerlo completamente- por la Bahía de Palma nos acercaría a una de las costas más atractivas de España. Supone cerca de 16 kilómetros y abarcaría el litoral comprendido entre el Puerto y la Playa de El Arenal. En esta orilla nos encontraremos con playas tan famosas como deliciosas entre las que destacamos las de El Portixol, Coll d’En Rebassa y Can Pastilla además de poder contemplar la bahía de Illetas y Santa Ponça, hasta llegar finalmente a la conocidísima playa de El Arenal.
Manacor – Porto Cristo
Y tras el recorrido cultural y natural de Palma, hay cinco excursiones que resultan del todo imprescindibles. Así, una salida a Manacor permitirá disfrutar de muchas de las maravillas que esconde esta espectacular isla. La primera parada se hará en Algaida para visitar el Museo del Vidrio cuya elaboración del mismo resultará una experiencia muy interesante. Después, en Porto Cristo, se encuentran las famosas Cuevas del Drach, muy conocidas por su lago interior y las muchas atracciones que en sus cavidades se reúnen. En este punto geográfico se puede planear una jornada completa que permita visitar, además de las cuevas, las bellas y cuidadas playas de Porto Cristo.
El Pla
La Ruta pel Pla es otra excursión que merece la pena. Poco conocida por los turistas, permite conocer una Mallorca más tradicional, en la que el paso del tiempo y la avalancha comercial no se han apoderado de su encanto original. El trayecto que persigue este trazado sigue la línea que une Palma con Sineu, Petra, Muro, Inca, Lloseta y Binissalem, abarcando en total cerca de 200 kilómetros, por lo que es recomendable viajar en coche.
Calobra
No se puede visitar Mallorca sin conducir por la célebre Calobra y todos los rincones que se esconden a su paso. A través de una carretera estrecha se llega a Biniaraix, cuya arquitectura mallorquina la convierte en un enclave muy transitado. Siguiendo el curso de esta carretera se llega a Sa Calobra. Famosa y conocida mundialmente, nos depara una visita obligada al Monasterio de Lluc, que descansa en una de las zonas más elevadas de la isla de Mallorca. En él, museos, restos arquelógicos y colecciones variopintas se aúnan para deleitar a los aficionados a la numismática, entre otras aficiones. Desde este punto se puede contemplar una vista inigualable de la bahía así como de la ciudad. Y así, llegamos a Pollença. Se trata de una ciudad cultural y turística con mucha solera para solaz de los que busquen callejuelas entre las que perderse. Dentro de ella se recomienda visitar el Monte Calvario; en el se erige una escalinata que cuenta con 365 peldaños y que suele impresionar al visitante. También son relevantes varios puntos culturales entre los que destacan su museo, la Atalaya de Formentor, las ruinas del siglo XIV, el Castell del Rei y la Parroquia de Santa María de los Angeles, entre otros. Para culminar este trazado, el Puerto de Pollença es otro enclave que se debe recorrer. Rincón artístico y muy turístico, acoge todo tipo de ocio imaginado. Y como no podía ser de otra forma, tras el puerto, la Playa de Formentor; esta playa supone una de las más conocidas gracias a sus límpidas aguas que permiten ver un fondo de arena blanca y fina que, como casi todos los rincones de esta isla mágica, nos regalarán unos baños de auténtico ensueño.