Conocida también como Can Weyler en mallorquín, esta casa señorial es una representación de la fase madura del gótico local. Su construcción es un caso excepcional, presumiendo de ser una de las casas particulares más antiguas que se conservan en Mallorca.
Fachada y planta baja
Su elemento más distintivo, en la fachada principal, son las ventanas de ajimez, ofreciendo dos tipos: ventanas de planta noble con mayor riqueza de materiales y mayor trabajo escultórico y los ajimez fabricados con piedra calcárea nummulítica de Girona.
La cota del patio es la parte antigua, y el vestíbulo, más elevado, es posterior. Las dos habitaciones que hay en el lateral se han transformado a lo largo del tiempo sobre el siglo XIX. Desde la segunda mitad del siglo XVII, el patio se articula con tres arcos rebajados: los dos laterales son carpanel o apainelado. Al fondo del patio se encuentran dos almacenes semienterrados.
Planta noble
Anteriormente la entrada estaba en una galería exterior pero el canónigo Pere Joan Belloto la trasladó, de modo que la escalera desemboca en un recibidor, desde donde se accede a una habitación no muy grande o a una sala gótica en el lado contrario.
Al fondo de esta sala se encuentra una crujía lateral que ocupa una alcoba barroca de la primera mitad del siglo XVIII. El arco que separa la sala dormitorio es de perfil mixtilíneo. De la antesala destacan pinturas murales y líneas barrocas con cabezas de querubinos moldeados con escayola.
Segunda planta
Aquí se encuentran los pórticos a los que se llega a través de dos escaleras interiores. Este espacio está compartimentado desde el siglo XIX. Los techos son de viga y armadura de madera y los pavimentos son más modernos.
Planta tercera y cubiertas exteriores
Aquí se encuentra un terrado y una amplia habitación y se puede subir al palomar, en las cubiertas exteriores.
Fachadas interiores
Han sufrido numerosas modificaciones. El estilo gótico ha desaparecido y predomina el barroco, que también ha experimentado cambios. Por ejemplo, las ventanas de la planta noble se han convertido en balcones. A pesar de ello, el patio aún conserva el aspecto que debía tener en el siglo XVIII, momento en el que terminaron las reformas. También se conserva una estructura de hierro.